¡Bienvenidos a conocer historias que estimulan la imaginación, el conocimiento y los valores!
miércoles, 31 de marzo de 2021
LA ABEJA MAYA
lunes, 29 de marzo de 2021
Piel de asno
“Piel de asno” es un famoso cuento del escritor francés Charles Perrault que le
habla a los niños de apariencias, respeto y amor.
Moraleja: Es mejor sufrir las mayores dificultades antes
que faltarle a las creencias y valores de uno.
jueves, 25 de marzo de 2021
La Sirenita
Autor: Hans Christian
Andersen
Edad: A partir de 8 años
Valores: bondad, amor, entrega, sacrificio
En medio del mar, en las más grandes profundidades, se extendía un reino mágico, el reino del pueblo del mar. Un lugar de extraordinaria belleza rodeado por flores y plantas únicas y en el que se encontraba el castillo del rey del mar.
Él y sus seis hijas vivían felices en medio de tanta belleza. Ellas pasaban el
día jugando y cuidando de sus flores en los majestuosos jardines de árboles
azules y rojos. La más pequeña de ellas, era la más especial. Su piel era
blanca y suave, sus ojos grandes y azules, pero como el resto de las sirenas,
tenía cola de pez. A la pequeña sirena le fascinaban las historias que su
abuela contaba acerca de los seres humanos, tanto que cuando encontró una
estatua de un hombre en los restos de un barco que naufragó no se lo pensó y se
la llevó para ponerla en su jardín. La abuela les contó que algún día
conocerían la superficie.
- Cuando cumplas quince años podrás subir a la superficie y podrás
contemplar los bosques, las ciudades y todo lo que hay allí. Hasta entonces
está prohibido.
La pequeña sirena esperó a que llegara su turno ansiosa, imaginando cómo sería
el mundo de allá arriba. Cada vez que a una de sus hermanas le llegaba el turno
y cumplía los quince años, ella escuchaba atentamente las cosas que contaba y
eso aumentaba sus ganas porque llegara el momento de subir.
Tras años de espera por fin cumplió quince años. La sirena subió y se encontró
con un gran barco en el que celebraban una fiesta. Oía música y alboroto y no
pudo evitar acercarse para tratar de ver a través de una de sus ventanas. Entre
la gente distinguió a un joven apuesto, que resultó ser el príncipe, y por
quien quedó embelesada al observar su belleza.
Continuó allí mirando
hasta que una tormenta cayó sobre ellos repentinamente. El mar comenzó a rugir
con fuerza y el barco empezó a dar tumbos como si se tratara de un barquito de
papel, hasta que finalmente logró partirlo y mandarlo al fondo del mar. En
medio del naufragio la Sirenita buscó al príncipe, logró rescatarlo y llevarlo
sano y salvo hasta la playa. Estando allí oyó a unas muchachas que se
acercaban, y rápidamente nadó hasta el mar por miedo a que la vieran. A lo
lejos vio como su príncipe se despertaba y conseguía levantarse.
La Sirenita siguió subiendo a la superficie todos los días con la esperanza de
ver a su príncipe, pero nunca lo veía y cada vez regresaba más triste al fondo
del mar. Pero un día se armó de valor y decidió visitar a la bruja del mar para
que le ayudara a ser humana. Estaba tan enamorada que era capaz de pagar a
cambio cualquier precio, por alto que fuera y vaya si lo fue.
- Te prepararé tu brebaje y podrás tener dos piernitas. Pero a cambio…
¡deberás pagar un precio!
- Quiero tu don más preciado, ¡tu voz!
- ¿Mi voz? Pero si no hablo, ¿cómo voy a enamorar al príncipe?
- Si no, no hay trato
- Está bien
La malvada bruja le advirtió que nunca más podría volver al mar y que si no
conseguía enamorar al príncipe y éste contraía matrimonio con otra mujer,
moriría y se convertiría en espuma de mar. La Sirenita estaba muy asustada pero
a pesar de todo, aceptó el trato.
La sirena se tomó la pócima y se despertó en la orilla de la playa al día
siguiente. Su cola de sirena ya no estaba, en su lugar tenía dos piernas. El
príncipe la encontró y le preguntó quién era y cómo había llegado hasta allí,
la sirena intentó contestar pero recordó que había entregado su voz a la bruja.
A pesar de esto la llevó hasta su castillo y dejó que se quedara allí. Entre
los dos surgió una bonita amistad y cada vez pasaban más tiempo juntos.
Pasó el tiempo y el
príncipe le anunció al día siguiente su boda con la hija del rey vecino. La
pobre sirena se llenó de tristeza al oír sus palabras, pero a pesar de eso lo
acompañó en la celebración de sus nupcias y celebró su felicidad como el resto
de los invitados. Pero sabía que esa sería su última noche, pues tal y como le
había advertido la bruja, se convertiría en espuma de mar. A punto de
amanecer, mientras contemplaba triste el horizonte, aparecieron sus hermanas
con un cuchillo entre las manos. Era un cuchillo mágico que les había dado la
bruja a cambio de sus cabellos y con el que si lograba matar al príncipe podría
volver a convertirse en sirena.
La sirenita se acercó cuidadosamente al príncipe, que estaba durmiendo y levantó el cuchillo... pero se dio
cuenta de que era incapaz de acabar con él, aunque esta fuera su única
oportunidad de seguir viva.
De modo que se lanzó al mar y mientras se
convertía en espuma, conoció a unas criaturas espirituales: las hijas del aire.
- Todavía tienes una oportunidad de conseguir un
alma inmortal. Tendrás que pasar trescientos años haciendo el bien como
nosotras, y después podrás volar al cielo.
Mientras las escuchaba vio cómo el príncipe la
buscaba en el barco, y en la distancia permaneció contemplándolo mientras una
lágrima, la primera de toda su vida, comenzó a brotar por su mejilla.
Simbad el marino
viernes, 19 de marzo de 2021
¡Al Coronavirus estamos atentos!
- - Use una mascarilla para protegerse y proteger a otras personas.
- - Mantenga una distancia de al menos 6 pies (alrededor de 2 brazos extendidos) con las personas con las que no convive.
PRACTIQUEMOS LOS VALORES
jueves, 18 de marzo de 2021
Las conejitas que no sabían respetar 🐰🐰
lunes, 15 de marzo de 2021
Ricitos de Oro y los 3 Ositos
martes, 9 de marzo de 2021
Las Zapatillas Rojas
viernes, 5 de marzo de 2021
El Traje Nuevo del Emperador
Hace muchos años vivía un Emperador que gastaba todas sus rentas en lucir siempre trajes nuevos. Tenía un traje para cada ocasión y hora del día. La ciudad en que vivía el Emperador era muy movida y alegre. Todos los días llegaban tejedores de todas las partes del mundo para tejer los trajes más maravillosos para el Emperador.
Un día se presentaron dos bandidos que se hacían pasar por tejedores, asegurando tejer las telas más hermosas, con colores y dibujos originales. El Emperador quedó fascinado e inmediatamente entregó a los dos bandidos un buen adelanto en metálico para que se pusieran manos a la obra cuanto antes.
Los ladrones montaron un telar y simularon que trabajaban. Mientras tanto, se suministraban de las sedas más finas y del oro de mejor calidad. Pero el Emperador, ansioso por ver las telas, envió al viejo y digno ministro a la sala ocupada por los dos supuestos tejedores. Al entrar en el cuarto, el ministro se llevó un buen susto "¡Dios nos ampare! ¡Pero si no veo nada!"
Pero no soltó palabra. Los dos bandidos le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos los colores y los dibujos. Le señalaban el telar vacío y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, sin ver nada. Pero los bandidos insistían: "¿No dices nada del tejido?"
El hombre, ausustado, acabó por decir que le parecía todo muy bonito, maravilloso y que diría al Emperador que le había gustado todo. Así lo hizo. Los estafadores pidieron más dinero, más oro y se lo concedieron. Poco después, el Emperador envió a otro ministro para inspeccionar el trabajo de los dos bandidos. Le ocurrió lo mismo que al primero.
Pero salió igual de convencido de que había algo, de que el trabajo era formidable. El Emperador quiso ver la maravilla con sus propios ojos. Seguido por su escolta, se encaminó a la casa de los estafadores. Al entrar no vio nada. Los bandidos le preguntaron sobre el admirable trabajo y el Emperador pensó:
"¡Cómo! Yo no veo nada. Eso es terrible. ¿Seré tonto o acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso". Con miedo de perder su cargo, el emperador dijo:
- Oh, sí, es muy bonita. Me gusta mucho. La apruebo. Todos los de su equipo le miraban y remiraban. No entendían al Emperador que no se cansaba de lanzar elogios a los trajes y a las telas.
Se propuso a estrenar los vestidos en la próxima procesión. El Emperador condecoró a cada uno de los malvados y los nombró tejedores imperiales. Sin ver nada, el Emperador probó los trajes, delante del espejo. Los probó y los reprobó, sin ver nada de nada. Todos exclamaban: - ¡Qué bien le queda! ¡Es un traje precioso!
Fuera, la procesión lo esperaba. El Emperador salió y desfiló por las calles del pueblo sin llevar ningún traje. Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz o por tonto, hasta que exclamó de pronto un niño:
- ¡Pero si no lleva nada!
- ¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia!, dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
- ¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
- ¡Pero si no lleva nada!, gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues sospechaba que el pueblo tenía razón; más pensó: 'Hay que aguantar hasta el fin'. Siguió más orgulloso que antes; y los de su equipo continuaron sosteniendo la inexistente cola.
FIN
Preguntas de comprensión lectora:
- ¿Qué andaba buscando el emperador?
- ¿Qué le vendieron en lugar de tela?
- ¿Cómo convencieron al emperador de que en realidad había un traje donde no parecía haber nada?
- ¿Qué dijo la gente al ver al emperador desnudo?
- ¿Quién dijo al fin que el emperador iba desnudo?